Skip to content

The Pelayos: “Ninguna máquina es perfecta”

The Pelayos: Ninguna máquina es perfecta

Cualquier persona que esté familiarizada con la industria del juego habrá escuchado el apellido García Pelayo. Y es que esta familia madrileña consiguió burlar el sofisticado sistema de la ruleta y dedicarse profesionalmente a desbancar casinos durante la época de los 90. Los Pelayos consiguieron el sueño de cualquier jugador, ganar, ganar y volver a ganar en casinos de medio mundo. Durante el proceso consiguieron reunir una importantísima suma de dinero. Como todo éxito requiere de esfuerzo, dedicación, perseverancia, constancia y estudio.

Ninguna máquina es perfecta

“Ninguna máquina es perfecta”. Esta afirmación pronunciada por el patriarca de la familia, Gonzalo García Pelayo, es el origen del éxito. El inventor del método predijo que si hasta los relojes suizos presentaban alguna imperfección y como consecuencia algún error, la ruleta de los casinos también era imperfecta. Así y aunque se tratara de alguna minúscula imperfección, ésto podía cambiar los resultados.

Para poder llevar a cabo y constatar la teoría decidieron acudir todas las noches al Casino Gran Madrid. El patriarca fue con sus hijos Vanessa y Martín. Cada uno de ellos se colocó estratégicamente en una ruleta y fueron anotando los números ganadores tras cada tirada. Posteriormente estos números los introdujeron en un programa de ordenador que realizaba simulaciones. Gracias a este programa detectaron las imperfecciones de cada ruleta. Descubrieron que en función de la ruleta la bola caía con más frecuencia en unos números que en otros.

Al comprobar el sistema, otros miembros de la familia decidieron participar. Los García Pelayo acudieron todas las noches al casino anteriormente mencionado y cada uno de ellos durante 6 horas anotaban los números que iban saliendo en cada ruleta. A las 6 horas, otro de miembro de la familia, le revelaba el turno. De esta manera cubrieron las 12 horas que el casino permanecía abierto a diario.

Gonzalo García Pelayo era el encargado de introducir los datos en el programa informático y determinar los números con más probabilidades de ganar. Así que una vez descubría el error de cada ruleta, se lo hacía saber al resto del grupo. Uno de los familiares apostaba a ese número y obtenían grandes beneficios.

Como un apunte curioso y significativo y para que quede patente el éxito de su método, durante los Juegos Olímpicos de Barcelona (1992) la familia García Pelayo consiguió la friolera de 70 millones de pesetas. Una cifra desorbitada para la época. Actualmente estaríamos hablando de unos 420.000 euros.

La caída del imperio

En esta vida no hay nada infalible, bien lo sabía el patriarca de los García Pelayo. Si los relojes suizos presentaban un mínimo error, su método también. Y es que los responsables del Casino Gran Madrid empezaron a sospechar de la suerte de la familia. Y es que los premios eran abundantes y constantes. Al principio el casino decidió cambiar la ubicación de las ruletas o incluso hacerlas girar más rápido. Sin embargo, el método Pelayo seguía funcionando a la perfección. Y es que no era una cuestión de ubicación o de rapidez, sino de error del mecanismo de las ruletas. Así que finalmente Casino Gran Madrid decidió vetar la entrada a todos los miembros del clan García Pelayo.

El veto del casino no fue un obstáculo para los Pelayo, quienes decidieron probar su suerte en otros casinos en Europa. Así la familia hizo las maletas y probaron su método en diferentes casinos de Holanda, Austria y Dinamarca. Como podréis imaginar, el éxito del método fue mayúsculo. Las cifras que se barajan son estratosféricas, 250 millones de las antiguas pesetas. Hoy en día hablaríamos de un millón y medio. Por supuesto el valor en los años 90 no tiene nada que ver al actual. Al igual que Casino Gran Madrid, los casinos europeos decidieron prohibir la entrada a cualquier miembro de la familia García Pelayo.

American Dream

La fama que les precedía en Europa y sobre todo el veto en los casinos, hizo que la familia cruzase y probase su magnífico método en el Olimpo del juego, Las Vegas. Así que la familia al completo se trasladó a Estados Unidos. Para no ser descubiertos decidieron cambiar su identidad con pelucas y utilizando diferentes acentos y así poder burlar la seguridad de los casinos.

Sin embargo, el sueño americano llegó a su fin. Una de las noche la fortuna sonrió al patriarca. Gonzalo García Pelayo apostó al número 19. Un número considerado de baja probabilidad de éxito. No obstante, esa noche cayó la bola hasta tres veces. La profesionalidad del inventor del método hizo que ni se inmutara la primera vez que cayó la bola y consiguió una cifra millonaria. Sucedió lo mismo cuando la bola cayó la segunda vez. Todo cambió la tercera vez que cayó la bola en el número 19 y es que Gonzalo García Pelayo se desvaneció y cayó al suelo.

Obviamente, la familia corrió a su rescate y auxilio. Fue así como los responsables del casino supieron quiénes eran los integrantes del grupo que ganaban una y otra vez. El exceso de estrés hizo que la sangre no llegara al cerebro y sufriera una pérdida de conocimiento.

El American Dream de los García Pelayo llegó a su fin.

Actualmente y después de años de juicios, los García Pelayo pueden entrar en los casinos.

El inventor se reinventa así mismo

La brillante y analítica mente de este genio tuvo otra gran idea y fue desarrollar métodos profesionales relacionados con el póker online. Para ello creó una academia muy reconocida entre los jugadores. Juan Carlos Mortensen inició su andadura al lado de Gonzalo García Pelayo en dicha institución. El resto de los familiares siguen relacionados en el mundo de los juegos de azar.

 La fabulosa historia de The Pelayos

Si queréis conocer de primera mano la historia de esta familia madrileña capaz de desbancar casinos de medio mundo gracias a su método de la ruleta lo podéis hacer leyendo el libro  La fabulosa historia de los Pelayos. Para aquellos a los que la lectura no les guste demasiado pueden visionar la película The Pelayos.